El perfume es un accesorio invisible, pero con un gran peso en el arreglo personal, es por ello que no puede faltarnos a diario como parte de nuestro outfit, pues además de emitir un aroma delicioso, habla de quién eres y de la atención que prestas a tu cuidado personal. ¿Tú lo usas todos los días? Seguro tienes alguno favorito, peeerooo… ¿Sabes cómo surgió este maravilloso producto? ¡Aquí te lo contamos!
Comencemos por definir la palabra perfume, la cual procede de per-fumun (a través del humo, de su traducción del latín). Su origen se remonta miles de años atrás y podemos encontrar diferentes versiones de su creación, pero la realidad es que este producto fue descubierto al quemar materias primas originales, tales como la resina y la madera que al arder en el fuego despedían un aroma fragante que fascinó a todos los presentes.
El origen del perfume se sitúa en Alejandría en dónde comúnmente los habitantes se colocaban un cono con cera en la parte superior de la cabeza con aromas y esencias naturales como el jazmín, las rosas, las resinas, etc., que al derretirse con el calor les permitía perfumarse ¡Sorprendente!
La historia de las fragancias tiene un amplio recorrido, pero su segunda pista fue en Grecia, donde adquiere un valor divino. Sale de Alejandría para dirigirse al país Heleno, en donde la religión y la cultura hacían énfasis en el culto del cuerpo y mente sana, por lo que paso a ser un producto imprescindible en dichos rituales.
A pesar de que la aromaterapia ya se practicaba gracias a Hipócrates el padre de la medicina, los griegos consideraban que el perfume solo podía proceder de los mismos Dioses pues además de ser sinónimo de belleza, tenía propiedades curativas.
Posteriormente con la llegada de los romanos, el perfume se paganiza. Fue tan grande la obsesión que tenían que comenzaron a incorporarlo en todas sus rutinas diarias, como el baño. Es cuando Roma pasa a ser la verdadera cuna del perfume y al no existir la destilación, los romanos elaboraron el Pomander, una joya que se caracterizó por tener diversos compartimentos en los cuales metían resinas o plantas aromáticas. Las personas lo utilizabas a modo de collar para portar el olor fragante junto a su cuerpo, lo que para entonces era la única forma de conseguir emitir un buen aroma.
Pero las cosas no paran ahí, para la Edad Media el perfume sufre un periodo de retroceso debido a que los alquimistas comienzan a utilizar las técnicas de destilación incorporando nuevos químicos con materias primas suntuosas, exóticas y con el objeto de provocar placer, lo que llevo a la iglesia a prohibir el uso de los perfumes y a condenar a los alquimistas por brujos e incitar a la gente a placeres carnales.
Después con la muerte de la inquisición y la llegada del Renacimiento, como su nombre lo indica ¡Renacen los perfumes! y, es en la ciudad de Versalles (Francia) donde surgen nuevos aromas y se imponen nuevas modas, por lo que el perfume se vuelve parte de un todo como una solución para enmascarar los malos olores de los habitantes.
No fue hasta el 13 de julio de 1709 cuando Johann Maria Farina fundó en la ciudad alemana una fábrica de perfumes y descubrió una nueva esencia a la que denominó Eau de Cologne (Agua de Colonia). Este descubrimiento fue una gran tendencia entre las celebridades del siglo XVIII, por lo que se tuvo la categoría de artículo de lujo. Esta innovación era una mezcla peculiar que proporcionaba un olor fresco y ligero, que no tenía nada que ver con las esencias cargadas que se conocían hasta la fecha.
El siglo XIX es un parteaguas para el sector, así como en el nacimiento de la perfumería moderna. En este siglo se descubre la posibilidad de obtener productos aromáticos mediante síntesis de laboratorio, y es cuando nace el acetato de bencilo, muy utilizado en la perfumería actual, el cual es un compuesto de varias esencias florales: jazmín, ylang-ylang y gardenia, que anteriormente era totalmente desconocido.
En los últimos años, el perfume se vuelve objeto de deseo exclusivo y crece la tendencia de personificar fragancias.
Desde Mesopotamia hasta nuestros días, al igual que en el mundo, este producto ha sido asociado con religiones, creencias y periodos de retroceso y esplendor. Hoy, gracias a las diferentes casas perfumistas, empresas y marcas confiables y comprometidas con los consumidores, es posible elegir una fragancia a la medida, pues su objetivo es transmitir a través del aroma parte de nuestra personalidad. Adquiere tus fragancias en el mercado formal y cuida tu salud, belleza y bienestar. #CuidaTuBelleza