Hay días difíciles y casi apocalípticos cuando eres mamá, sobre todo ahora que atravesamos esta emergencia sanitaria y los niños pasan todo el día en casa, tener el control es muuuy complicado, ya que los niños corren, juegan y gritan la mayoría del día, lo que puede ocasionar que pierdas la paciencia y te conviertas en un monstruo con canas verdes. Pero no siempre es así, habrá días estresantes y complicados, pero al final de todo son más los días cálidos que te hacen pensar “todo ha valido la pena”.
Por ejemplo, piensa en esos días en los que te fue muy mal en el trabajo porque tuviste muchos pendientes o llegaste tarde a una reunión importante, había mucho tráfico para llegar a casa pero una vez que llegaste… tu pequeño estuvo ahí para darte una sonrisa y te recibió con tanta alegría y ánimo que sientes que todo ese día terrible no fue nada, y ahora ni te acuerdas de lo que sucedió porque una simple sonrisa puede voltear tu mundo entero.
Otra de las ventajas de ser mamá es que recibirás abrazos gratis todos los días, especialmente si tu hijo es pequeño y sigues siendo el centro de su universo. Una vez que crezcan, los abrazos dejarán de ser tan frecuentes, pero siempre serán sinceros. Pero… ¿qué me dices de su primer “te quiero” ?, solo una mamá sabe lo que realmente significa. Son esos momentos los que definitivamente nunca olvidarás.
Otro de los momentos más gratificantes para las mamás es ver reír a sus hijos y que te hagan reír a ti, por ejemplo: cuando hacen caras chistosas, o empiezan a decir palabras que tu no les enseñaste y de alguna manera lo escucharon o aprendieron en otro lugar, pero te sorprendes al ver su capacidad y la cantidad de ocurrencias que aprenden tan rápido.
Y ni que hablar cuando empiezan a ir a la escuela, es uno de los momentos más gratificantes para mamá ya que las maestras de la escuela te citan para hablarte sobre el comportamiento de tu hij@ y te dicen lo que le gusta hacer, lo que no, sus cualidades, cuáles son sus capacidades más desarrolladas; ese tipo de cosas que te llena de satisfacción el alma. Verlo crecer, aprender junto a él nuevas cosas, porque claro tus hijos también son como pequeños maestros y convertirse en esa personita maravillosa con todo un futuro por delante es indescriptible.
A veces un “gracias” es lo único que necesitas para poner una sonrisa en tu rostro. Este regalo siempre compensará todos los sacrificios que has tenido que hacer, las horas perdidas, las lágrimas, las develadas… todo, absolutamente todo vale la pena cuando ves a tu pequeño crecer y entender (una pequeña parte) de lo que has hecho por él o ella.
Al pasar el tiempo, cuando son más grandes entre (11 y 16 años) todo cambia totalmente, sientes como tú “bebé” ya dejó de serlo desde hace tiempo, poco a poco se va desprendiendo de ti, y debes aceptar que eso no está mal, sino que quieren probar cosas distintas, salir con sus amigos, divertirse un rato en otro ambiente totalmente diferente al que conoce. Es una etapa difícil que muchas mamás padecen ya que el rol que están acostumbradas ha sido cuidarlos y quisieran nunca dejarlos ir, así como mantenerlos en una burbuja de cristal.
Ahora tú sabes que pese a las diferencias que puedan tener, tú lo sigues amando por quien es, claro que tratas de orientarlo hacía el mejor camino, tal vez te canses de repetirle las cosas, pero no debes preocuparte de que tarde o temprano él o ella entenderá la lección y te estará infinitamente agradecido.
Finalmente cuando llegan a su etapa adulta y empiezan a formar su vida, sientes que el mundo se te viene abajo, que el tiempo se fue volando pero al mismo tiempo puede ser el momento más gratificante de todos, sentir como mamá que has cumplido con lo que te tocaba y un poquito más, porque al final eso es para lo que trabajaste, para que tuviera un futuro y fuera feliz haciendo lo que le gusta con la gente que ama, ese es el rol que tienen los papás en la vida de sus hijos, cuidarlos, quererlos, educarlos y hacerlos felices para que después ellos puedan hacer felices a otros.
Sin duda ser mamá es lo más hermoso que te puede pasar, aprendes a amar alguien sin siquiera conocerlo y cuando lo traes al mundo, te hace sentir como el ser más afortunado sobre este planeta, cuando él o ella te da este tipo de momentos te das cuenta de que todo ha valido la pena y que ha sido tu mejor aventura, proyecto y misión, es por eso que cuando levantas tu mirada y observas, te sientes plena y feliz.
¡Siéntete orgullosa de lo que has logrado!