El uso de rubor, blush o rouge es una forma popular para dar color e iluminar la cara, así como enfatizar los pómulos.
En la antigüedad, los griegos aplastaban moras para agregar color, mientras que los victorianos se pellizcaban las mejillas para enrojecerlas.
Afortunadamente, los avances científicos nos permiten tener mejillas sonrojadas sin que esto represente dolor.
¿De qué está hecho el rubor?
Tradicionalmente, el rubor esta formulado a base de talco y de color rojo, que tiene una textura sedosa para que sea espolvoreado sobre las mejillas, el colorante se hace a menudo de cártamo (planta con flores de pétalos de color amarillo brillante, naranja o rojo), o de carmín, que es un pigmento de color rojo oscuro.
Actualmente podemos encontrar rubores en diferentes presentaciones como polvo, crema, líquidos y mousses, así como una muy amplia gama de colores para ajustarse a todos los tonos de piel.
Todos son igualmente eficaces para dar un toque de color y énfasis al rostro.
El rubor es pieza fundamental de nuestra rutina de maquillaje, pues gracias a él podemos lucir más frescas y femeninas con una sola aplicación.
Esta pieza de maquillaje tiene grandes ventajas, pero debes de usarlo correctamente o crearás un desastre en tu rostro.
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Usa la cantidad de rubor necesaria
El rubor es pieza clave para que te veas juvenil y saludable, así que siempre busca un aspecto natural, como si te ruborizaras después de un comentario coqueto, esa ruborización natural en tu rostro es la que debes emular.
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El rubor suma, pero no substituye
Tal vez ya no tienes esas ‘chapitas’ que te salían de niña y piensas que debes retomarlas en tu adultez…. La respuesta es: NO, evítalo, debes de buscar que el rubor sea de un color que se acople a tu piel durante el día y, para la noche que tenga un toque de contraste. Si tu tez es pálida puedes elegir tonos rosas y claros; en cambio, las pieles más morenas pueden irse por tonos apagados y con tintes rojizos. ¿Estás en el punto medio? Aprovecha los tonos más oscuros de rosa o duraznos medios.
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Todo lleva un orden
La mejor manera de lograr destacar tu blush es aplicándolo después de maquillarte los ojos o incluso después de maquillarte por completo. Así podrás tener una mejor visión de cuánto debes ponerte.
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Elije el formato de blush correcto
Siempre busca la presentación que logre difuminarse de mejor manera en tu rostro, es decir, si tu piel es seca elige un blush en crema para que logre darle textura a tus mejillas, pero si tu piel es grasa, busca que el blush sea en polvo mate para que dure más tiempo. ¡Incluso puedes intentar las presentaciones en gel!
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Aplica rubor a la perfección
Al aplicar rubor debes comenzar sonriendo, así enfatizarás las manzanas de tus mejillas, después aplica en el centro de ésta y comienza a difuminar hacia arriba con dirección a tus orejas. Asegúrate de difuminarlas bien para que se vea natural.
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Equilibrio blush-lipstick
No trates de hacer el ‘match’ perfecto entre tu labial y el rubor; debes de buscar que sea de la misma gama de color para lograr una mayor armonía en tu rostro.